Publicado por Ángela Guardado Gtez. - 1 Junio, 2020
Consume local, consume lo de tu mercado
Recientemente escuché hablar de
la gran propuesta de https://abastogto.com/
para enfrentar estos tiempos de cambio. El objetivo es claro: introducir
nuestros mercados locales a la era digital para volverlos más competitivos
gracias a la tecnología, puesto que productos de calidad y excelentes precios
siempre han tenido. Este proyecto no podría ser más oportuno para apoyar a los
negocios locales, y sobre todo, velar por nuestros adultos mayores,
proporcionándoles los productos de su preferencia, de la mejor calidad y a la
puerta de su casa. Así mismo, nos proporcionan una alternativa para seguir
cuidándonos respetando las restricciones sanitarias.
Viene una crisis económica, es
más, ya estamos en ella; no es ningún secreto. Lo que es un poco más incierto
es la intensidad con la que va a afectarnos de forma personal, local o nacional.
Mantener una entrada económica en tiempos de cuarentena debe ser tranquilizador
para quienes tuvieron la oportunidad. Sin embargo, muchos perdieron, o su
empleo, o la mitad de su salario; hay numerosas empresas y negocios, tanto
grandes como pequeños, peligrando, por una u otra razón. Y esto está sucediendo
también a escala mundial.
Lo que conocíamos como normalidad
aún está lejos, incluso levantado el confinamiento, ya nada será igual. Pero
esa es una gran noticia, ya que esta caótica situación está convirtiéndose en
una gran oportunidad de reinventarnos, de reflexionar a profundidad sobre
nuestro entorno y de aprender a actuar con mayor consciencia, en este tiempo en
que nuestro planeta y nuestro país nos necesitan tanto.
¿Cómo podemos ayudar a rescatar
la economía nacional, si nuestros propios ingresos se han visto afectados? Muy
sencillo: consumo local. Es decir, procurando consumir aquello hecho en nuestra
región, aquello comercializado por la gente cercana a nosotros, y a pequeños
comerciantes. Efectivamente, contribuyendo a la economía de nuestros vecinos
estaremos favoreciendo la nuestra, generando un benéfico círculo donde el
dinero retorna a su bolsillo original, incrementado, y de forma rápida, luego
de haber activado las economías de la localidad.
Por ejemplo, si yo soy dueña de una
escuela de danza y cerca de mí hay restaurantes y comercios pequeños; me
conviene consumir en estos lugares y que otros también lo hagan, ya que si a
los dueños de los negocios les va bien es probable que dispongan de la
seguridad económica para inscribir a sus hijos en mis talleres de danza. Así,
juntos generamos una cadena de intercambio fuerte, robusta, que no depende del
precio del dólar, de vuelos provenientes del otro lado del planeta y ese tipo
de cuestiones. Mi decisión incluso es ecológica, no es el mismo gasto de
energía el requerido para comprar un juego de té hecho en el taller de mi
vecino, que uno hecho en China con maquinaria alemana que usa insumos de minas
africanas.
Ahora, si hablamos de productos alimentarios,
el beneficio es doble. No sólo contribuyo a las finanzas de los pequeños
propietarios, también apoyo a los productores agropecuarios y consumo artículos
frescos, económicos y de alta calidad. Incluso si no soy comerciante o
emprendedor, el consumo local genera un flujo económico que crea una atmósfera
de seguridad y bienestar que es favorable para todos.
Estos tiempos nos demandan una
mayor reflexión sobre nuestras decisiones al consumir. Se abre ante nosotros
una ventana de oportunidad para colaborar en la recuperación de la economía de
nuestra propia región y con suerte salir más fuertes que antes, más unidos y
respaldados. Está en nuestras manos participar activamente eligiendo consumir
lo producido localmente, en nuestros mercados y pequeños comercios; nuestros vecinos
nos necesitan y nosotros a ellos.